Pensemos en los dos (...)

Pensemos en los dos (...)

Yo no te pido

Yo no te pido que me bajes
una estrella azul
solo te pido que mi espacio
llenes con tu luz.

Yo no te pido que me firmes
diez papeles grises para amar
sólo te pido que tu quieras
las palomas que suelo mirar.

De lo pasado no lo voy a negar
el futuro algún día llegara
y del presente
que le importa a la gente
si es que siempre van a hablar.

Sigue llenando este minuto
de razones para respirar
no me complazcas no te niegues
no hables por hablar.
Benedetti

domingo, 31 de octubre de 2010

sin Osadias.


Ta acercaste no te toque… me miraste y mi ojos quite que desastre fue esa luna de miel.
Tan sincero sueles ser, cuando me agrada cuando a lo lejos te quieres perder, me tienes al frente, hasta la brisa me ve.
Cielo estupendo para ir a viajar, contigo me quedo aunque desees rezar, caminos silenciosos para que saltar. Todo está plano... y yo con ganas de sudar.
Una mentira piadosa aun no quiero escuchar, el deseos no se forma aunque me quiera desnudar, el tiempo no se me acaba aunque lo quieras de verdad, tan joven como lo que tengo de experiencia.
En el amor aprendí a mirarte muy adentro, calcularte bien los dedos, y saber bien como y porque de las caricias, son números que marcan y te ponen precios, calculo ya cuantos besos míos te caben en la boca, justo ahora mi amor deseo una mentira piadosa.
Un beso en la frente, un “vamos para allá” una comida rápida para escucharte cantar, eso que sale de tu piel... Ese líquido tan frecuente... me hace conspirar, un canje por un día de mi “no lo quiero” a un “no lo pienses más”.

Que este pincel no te escriba una letra... que de esta boca no salga un corazón, que de la herida no brote tu espuma que de mi memoria no salgas tú.
Que no quiera mas marcarte. Que no te haga recordar el día de ayer, que de estas palomas no queda ya una pluma que de este tosco silencio hare ruido yo.

Aléjate pez que este gusano no es para ti, que la soga que te ahorca aun no la he puesto yo. Que aunque llore la luna ahora te digo adiós.
Yo que te crie en un mar sin sal... Con la cursilería… siendo mi todo. Mi enemigo. El pecado de un ángel que se moría por hacer maldad, que terrible esta noche con tu contestador y sin tu voz.
El sueño que se quita, con el propósito de descansar tan solo en ti, la almohada suave de metal. En la que me tumbo a dormir viéndote... Sin soñar. Oliéndote sin soñar